El secretario de Comercio de Estados Unidos, Scott Bessent, hizo declaraciones este domingo que marcan un giro crítico en la política comercial del país. Bessent subrayó que el presidente Donald Trump se encuentra en un proceso de comunicación directa con cada nación implicada en negociaciones comerciales. La gran noticia es que, si no se logra un acuerdo antes del 1 de agosto, el mandatario reimpondrá aranceles a los niveles previamente anunciados el 2 de abril, un día que Trump describió como «Día de la Liberación». Esta estrategia de presión podría cambiar drásticamente las relaciones comerciales, especialmente con aliados clave.
Las nuevas tasas arancelarias, que en algunos casos alcanzan hasta el 50 por ciento, constituyen los impuestos más altos impuestos a productos extranjeros por Estados Unidos en más de un siglo. Esta decisión ha suscitado serias preocupaciones entre economistas, quienes advierten que una política como esta podría llevar a una recesión global. Ya se han comenzado a escuchar ecos de alarmas por parte de analistas, que alertan que el impacto no se limitaría a la economía estadounidense, sino que se extiende a todo el sistema económico internacional, potenciando temores sobre una desaceleración económica.
En medio de esta incertidumbre, Bessent ha declarado que la nueva fecha del 1 de agosto no se debe ver exclusivamente como un límite, sino más bien como un punto de partida para la posible restauración de los aranceles. ‘‘No se trata de una nueva fecha límite’’, aclaró, pero dejó entrever que habrá consecuencias si no se acelera el diálogo. Los países afectados recibirán cartas del presidente Trump con esta advertencia, lo que sugiere que el reloj está corriendo y que la situación es urgente.
La atención ahora se centrará en cómo responderán las naciones ante la advertencia de Estados Unidos. Bessent fue claro al afirmar que el 1 de agosto puede ser el inicio de una nueva fase de tensiones comerciales. No obstante, también mostró optimismo al afirmar que cree que más acuerdos están por llegar en el corto plazo, abriendo la puerta a la posibilidad de que las negociaciones avancen lo suficiente para evitar un retorno a los altos aranceles.
Las próximas 72 horas se prevén cruciales y tensas en el ámbito internacional, con negociaciones que se complican y la presión de los aranceles aún sobre la mesa. ‘‘Va a ser un periodo agitado’’, comentó Bessent en una entrevista reciente, dejando claro que el tiempo apremia y que las decisiones que se tomen en los próximos días podrían definir el rumbo de las relaciones comerciales de Estados Unidos con el resto del mundo. La comunidad internacional estará atenta a estos acontecimientos, conscientes de que cualquier movimiento podría tener repercusiones económicas significativas.