En una reunión trascendental, el presidente chino, Xi Jinping, recibió a sus homólogos de Rusia e India en Tienjin, en el marco de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que busca establecer una gobernanza mundial alternativa. Este evento cuenta con la participación de líderes de cerca de 20 países euroasiáticos y se sitúa en el contexto de celebraciones más amplias que conmemoran el 80 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Pekín, donde se anticipa un desfile militar significativo. La OCS, frecuentemente considerada como un contrapeso a la OTAN, incluye a potencias como China, India y Rusia, representando casi la mitad de la población mundial y una proporción considerable del PIB global, lo que refleja un interés renovado por consolidar un nuevo orden internacional más multipolar.
Las conversaciones bilaterales durante la cumbre se centran en el establecimiento de relaciones más robustas basadas en la confianza mutua. Narendra Modi, primer ministro de India, subrayó la importancia de considerar a ambos países como «socios y no rivales», haciendo un llamado a la colaboración para el beneficio de sus 2.800 millones de ciudadanos. Este mensaje, así como las afirmaciones de Xi sobre el crecimiento constante de las relaciones hispano-indias, son comentarios significativos dado el trasfondo de tensiones y conflictos fronterizos recientes entre ambas naciones. El deshielo en sus relaciones, evidenciado en un encuentro previo en Rusia, marca un punto de inflexión en la diplomacia asiática.
Con el dispositivo de seguridad ampliado y una fuerte presencia policial, Tianjin se convierte en el centro neurálgico de discusiones sobre un nuevo orden multilateral. Carteles que promueven principios de «beneficio mutuo» e «igualdad» adornan la ciudad como parte del esfuerzo de Pekín y Moscú por proyectar una imagen de cooperación regional. Este encuentro de la OCS, el más grande desde su fundación en 2001, se festeja en un momento clave, ya que se articula como una respuesta a las crecientes fricciones entre estos estados y Occidente, en particular con las administraciones estadounidenses y europeas. Especialistas sugieren que este bloque busca redefinir las relaciones internacionales hacia un modelo que se percibe como más democrático y equitativo.
Las reuniones entre líderes extendieron su alcance a temas críticos como el conflicto en Ucrania y el programa nuclear de Irán. Putin, además de consolidar relaciones con Xi y Modi, se reunirá con Erdogan para discutir la situación actual en Ucrania, lo que denota la complejidad de los intereses en juego. La conversación también se extenderá a otros temas sensibles, como la situación en Gaza, reflejando la interconexión de conflictos actuales que requieren atención diplomática. Este paisaje geopolítico está siendo monitoreado de cerca, ya que cada movimiento puede influir no solo en la dinámica regional sino también en la economía global.
En un contexto donde India recientemente enfrentó un aumento de aranceles de Estados Unidos, la OCS ofrece una plataforma potencialmente favorable para mejorar las relaciones económicas y políticas regionales. La participación de líderes como el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y su homólogo iraní, Masud Pezeshkian, subraya la diversidad de intereses que convergen en la cumbre, desde la cooperación económica hasta la seguridad regional. Con la presencia de más de 20 jefes de estado y la alta atención mediática, esta cumbre no solo busca redefinir el futuro de gobernanza en Eurasia, sino también establecer conexiones que puedan resultar en un impacto duradero en la política internacional.