Ataques en el Mar Caribe: Operación Militar de EE.UU.

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En una nueva operación militar en el mar Caribe, el ejército estadounidense llevó a cabo un ataque aéreo contra una embarcación sospechosa de transportar narcóticos, resultando en la muerte de sus tres tripulantes, según lo comunicó el secretario de Defensa, Pete Hegseth. Este hecho se suma a una serie de ataques aéreos que Estados Unidos ha realizado desde septiembre contra barcos presuntamente vinculados al narcotráfico en la región. «Este barco, como los anteriores, era conocido por nuestros servicios de inteligencia por estar involucrado en el tráfico ilícito de estupefacientes», afirmó Hegseth en la red social X, enfatizando que la operación fue ejecutada en aguas internacionales y que ningún miembro del personal estadounidense resultó herido durante el ataque.

Desde que comenzó esta ofensiva, Estados Unidos ha llevado a cabo al menos 15 operaciones similares, que según la administración Trump han resultado en la muerte de 62 personas presuntamente involucradas en el narcotráfico. Sin embargo, organismos internacionales y expertos legales han cuestionado la legalidad de estos ataques, que se realizan sin permitir la detención y el interrogatorio de los sospechosos. Volker Türk, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, instó a Estados Unidos a cesar estas operaciones y a garantizar investigaciones de carácter «rápido, independientes y transparentes», subrayando la preocupación por las violaciones potenciales de derechos humanos.

El presidente Donald Trump ha justificado el despliegue militar en el Caribe bajo la bandera de una «guerra contra bandas terroristas», acusando al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de ser parte de un «cuartel del narcotráfico». Esta retórica ha intensificado las tensiones, dado que Maduro niega las acusaciones y las atribuye a intentos de desestabilización por parte de Washington. Además, el mandatario estadounidense ha endurecido su discurso contra Colombia, acusando al presidente Gustavo Petro de estar involucrado en el narcotráfico y anunciando el cese de la ayuda financiera a Bogotá, lo que ha provocado una respuesta firme por parte del gobierno colombiano.

Analistas de política internacional están señalando un enfoque incoherente en la estrategia de Trump hacia América Latina. Michael Shifter, profesor en la Universidad de Georgetown, expresó: «No creo que exista una estrategia clara para América Latina. Lo que vemos son acciones y decisiones típicas del estilo de Trump en política exterior: amenazar y castigar a ciertos países». Tal enfoque parece priorizar el uso de la fuerza militar y las sanciones en lugar de la cooperación civil, como lo evidencian los recortes drásticos en la ayuda exterior a programas que abordan problemas de salud pública y gobernanza en regiones vulnerables.

A pesar de las justificaciones de Trump sobre el uso de la fuerza militar como un medio para combatir el narcotráfico y proteger a los estadounidenses del fentanilo, los datos sugieren que la mayor parte de esta droga se introduce en Estados Unidos a través de tierras y no por rutas marítimas. La falta de evidencia pública respecto al contenido de los barcos atacados y la identidad de sus tripulantes refuerza las dudas sobre la legitimidad de estas operaciones. La situación plantea serias preguntas sobre el futuro de la política exterior estadounidense en América Latina y sobre sus compromisos previos de no involucrarse militarmente en los asuntos internos de otros países, un principio que parecía ser un eje central de su campaña electoral.

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