Bombardeo estadounidense en Irán: Controversia y Poder

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En un desarrollo significativo en las tensiones entre Estados Unidos e Irán, el presidente Donald Trump confirmó que el país lanzó un ataque militar aéreo contra tres instalaciones nucleares en Irán, utilizando «entre cinco y seis bombas antibúnker» desde bombarderos B-2, así como más de una treintena de misiles Tomahawk disparados desde submarinos y destructores. Esta información fue transmitida por el presentador de Fox News, Sean Hannity, quien afirmó haber conversado directamente con Trump. Según Hannity, la magnitud del ataque fue mayor a lo inicialmente previsto, lo que generó una revisión de las estimaciones acerca del número de bombas antibúnker necesarias para llevar a cabo la operación con éxito.

Las instalaciones atacadas incluyen dos de gran relevancia en el programa nuclear iraní, Natanz y Estefan, las cuales, según informes, fueron destruidas efectivamente a 640 kilómetros de distancia. Además, la instalación de Fordow, considerada una de las principales fortificaciones del enriquecimiento de uranio en Irán, también fue completamente aniquilada en los bombardeos. Esta operación se produce en un contexto de creciente tensión regional, marcado por el conflicto entre Israel e Irán, lo que ha llevado a la Casa Blanca a evaluar opciones de ataque en los últimos días.

La utilización de seis bombas antibúnker de gran tonelaje implica que varios bombarderos B-2 volaron sobre Irán, aunque Trump alegó que ya se encontraban fuera del espacio aéreo del país tras el ataque. Un movimiento táctico de distracción permitió que los observadores detectaran los B-2 dirigiéndose hacia el Pacífico, sin embargo, en realidad, estos bombarderos se dirigieron rápidamente hacia el atlántico con rumbo a Irán desde una base en Misuri. La estrategia de la administración Trump ha sido criticada por su falta de transparencia, ya que se mantuvo en secreto hasta poco antes de llevar a cabo el ataque.

La respuesta ante el ataque no se hizo esperar en el Congreso, donde tanto republicanos como demócratas expresaron su descontento. El congresista republicano Thomas Massie cuestionó la constitucionalidad de la decisión, argumentando que la acción debería haber sido sometida a la aprobación del Congreso antes de ejecutar un ataque aéreo. Otros miembros, como el demócrata Jim Himes y Alexandria Ocasio-Cortez, enfatizaron que el uso de la fuerza militar sin autorización constitucional representa una violación de los poderes de guerra, lo que podría tener repercusiones significativas para Trump y su administración.

Algunos legisladores han expresado que el ataque podría ser considerado un acto de guerra, puesto que según la legislación vigente, es el Congreso quien tiene la autoridad para declarar la guerra. La división en el Partido Republicano es evidente, con algunos, como el senador texano John Cornyn, apoyando el ataque, mientras que otros como Massie se oponen rotundamente. Esta situación sugiere un clima de incertidumbre dentro del partido respecto a la intervención de Estados Unidos en conflictos internacionales, especialmente en un Oriente Medio cada vez más inestable, donde los recientes intercambios de ataques entre Israel e Irán complican aún más la delicada situación.

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