Crisis económica Bolivia: causas y efectos actuales

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La caída de las exportaciones de gas ha desencadenado una alarmante escasez de dólares en Bolivia, lo que ha resultado en serias dificultades para importar combustible y, por ende, en una inflación implacable. En los mercados municipales de La Paz, el clima es sombrío: tanto vendedores como compradores se ven severamente afectados por el aumento constante de los precios. Magali, una vendedora del mercado Sopocachi, expresa su frustración al indicar que ha tenido que incrementar los precios de productos básicos casi a diario. Ella observa cómo la clientela, que solía ser abundante, ha disminuido, y aquellos que aún vienen, compran solo pequeñas cantidades debido a la presión que sienten en sus bolsillos. Esto refleja una realidad dura para muchos bolivianos, quienes enfrentan un panorama económico desolador.

La situación se agrava con cifras alarmantes: en mayo de 2025, la inflación en Bolivia alcanzó el 3.65%, marcando el mayor incremento mensual en cuatro décadas. Según el Instituto Nacional de Estadística, el índice de precios al consumidor ha aumentado un 9.81% desde enero, y productos como el brócoli y las arvejas han visto precios duplicarse. La situación es crítica para Silvia, quien vende verduras, y quienes a su alrededor observan cómo los márgenes se estrechan. La escasez de combustible se convierte en un fenómeno recurrente, llevando a la población a hacer largas filas en las estaciones de servicio, una imagen que se ha vuelto común en muchas ciudades del país.

La raíz de estos problemas se encuentra en la falta de divisas en Bolivia, un tema que ha sido ampliamente discutido por economistas. La estatal YPFB ha admitido que carece de la liquidez necesaria para importar la cantidad de combustible requerida. El presidente del Colegio de Economistas, Jorge Akamine, señala que el control del tipo de cambio ha contribuido a la crisis. Aunque el Banco Central mantiene un tipo de cambio fijo, en el mercado paralelo el dólar se cotiza mucho más alto. Este desajuste ha llevado a los importadores a elevar los precios de venta, afectando aún más a los consumidores que ya lidian con el efecto del alza en el costo de productos favorables.

La crítica situación económica se remonta a varios años. Desde 2006, cuando Evo Morales y su gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) comenzaron la nacionalización de recursos, Bolivia disfrutó de un crecimiento económico notable. Sin embargo, la falta de inversión adecuada en la exploración de reservas de gas ha convertido al país en un mero espectador de su propia desilusión económica. Las advertencias de expertos se encendieron en 2018, pero el gobierno continuó con un modelo político redistributivo, usando reservas internacionales que han caído drásticamente en los últimos años. La dependencia de estos recursos ha creado una atmósfera de incertidumbre y desesperación entre la población.

El futuro inmediato de Bolivia no pinta favorable. Economistas como Jorge Akamine advierten que la crisis podría extenderse durante varios años, exigiendo reformas impopulares que serán difíciles de implementar. Con un estado que gasta en subsidios de combustible más de 3.000 millones de dólares anuales, será esencial que el próximo gobierno realice cambios para estabilizar la economía, aunque esto podría desencadenar protestas y conflictos sociales. De cara a las elecciones generales, la gobernabilidad se torna un tema central en la discusión, ya que los bloqueos de créditos en el Parlamento han dificultado la implementación de soluciones efectivas. La tarea del próximo gobierno será monumental y llena de desafíos, con pocas garantías de que se implementen las reformas necesarias para salir de la crisis.

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