Las declaraciones recientes de la candidata presidencial de Chile Vamos, Evelyn Matthei, han generado una ola de indignación en diferentes sectores de la sociedad chilena. En una entrevista con Radio Agricultura, donde justificó el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y minimizó las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura, Matthei manifestó que las muertes durante los primeros años de la dictadura eran «bien inevitables». Estas afirmaciones no solo han provocado repudio en organizaciones de derechos humanos, sino también han reavivado el dolor de miles de familias que sufrieron la pérdida de seres queridos a manos del régimen de Pinochet.
En respuesta a estas declaraciones, María Angélica Prats, hija del general Carlos Prats González, quien fue asesinado en 1974, publicó una contundente carta en El Mercurio. En su misiva, Maria Angélica critica abiertamente a Matthei y señala que «la muerte de mis padres era evitable». La carta también recuerda que en 2010, la Corte Suprema chilena confirmó que la orden de asesinar a sus padres provenía del alto mando del Ejército, reafirmando la responsabilidad del gobierno militar en estos crímenes.
En su carta, Prats expone con claridad el sufrimiento que ella y muchas otras familias han vivido, recordando que no solo sus padres, sino miles de chilenos fueron víctimas de un plan sistemático de exterminio. «Los oficiales y civiles a quienes les dieron la orden, atravesaron la frontera y ejecutaron la orden que emanaba del entonces comandante en Jefe, Augusto Pinochet», explica. Este recordatorio subraya el hecho de que las muertes en el contexto de la dictadura no fueron simplemente el resultado de un contexto caótico, sino actos deliberados y planificados desde el más alto nivel del poder militar.
María Angélica Prats no dudó en calificar las palabras de la candidata Matthei como una forma de negación de la historia y una ofensa a las víctimas del régimen de Pinochet. Su clara respuesta está en consonancia con el creciente rechazo que está experimentando la derecha y ultraderecha chilena, que parecen tratar de reescribir la historia a favor de quienes perpetraron violaciones de derechos humanos. Este ciclo de negacionismo, según muchos críticos, busca deslegitimar el sufrimiento de las familias que todavía claman justicia y verdad.
La polémica generada por las declaraciones de Evelyn Matthei y la respuesta de María Angélica Prats resalta la necesidad de mantener viva la memoria histórica de lo ocurrido en Chile durante la dictadura. La lucha por la verdad y justicia continúa siendo relevante en el contexto político actual, donde las voces de las víctimas y sus familias exigen ser escuchadas. La situación actual convoca a una reflexión profunda sobre el pasado y la responsabilidad de reconocerlo, en lugar de diluirlo en justificaciones erróneas que desdibujan la crueldad de una época que dejó nuevas heridas en la sociedad chilena.