Con más de 100 mil espectadores en los cines chilenos, La Sustancia se ha convertido en todo un fenómeno en la taquilla nacional. Protagonizada por Demi Moore y dirigida por la francesa Coralie Fargeat, esta controversial película de terror corporal ha generado reacciones extremas desde su estreno, llevando a algunos espectadores a abandonar la sala por la repulsión de sus escenas. El filme ha suscitado preguntas incómodas sobre el culto a la juventud y los sesgos de género en el cine de terror.
Un éxito inesperado que desafía a los espectadores
Desde su estreno en Chile, La Sustancia ha logrado cifras impresionantes en taquilla, convocando a miles de personas a enfrentar su propuesta perturbadora. En su primer fin de semana, la cinta atrajo a 15.489 personas, pero fue en la segunda semana donde su popularidad explotó, con más de 49.000 boletos vendidos. A tres semanas de su estreno, ya son más de 100 mil los espectadores que se han atrevido a ver la película que tanto ha dado de qué hablar.
El filme, que ganó el premio al Mejor Guion en el Festival de Cine de Cannes, ha sido elogiado por su audaz crítica social y su capacidad para generar impacto, aunque no sin controversia. Las secuencias explícitas y grotescas de la película han provocado reacciones tan intensas que han llevado a algunos a salir de la sala antes de que finalice, un fenómeno que no se veía desde hace tiempo en la cartelera chilena.
Una crítica al culto a la belleza
Bajo la dirección de Coralie Fargeat, La Sustancia combina elementos de sátira, terror y suspenso para construir una dura crítica al culto contemporáneo a la belleza y la juventud. La historia sigue a Elizabeth Sparkle (interpretada por Demi Moore), una ex estrella de cine que ahora se dedica a presentar un programa de aeróbica, mientras lidia con la inevitable decadencia de su carrera y su físico.
Desesperada por recuperar su juventud y relevancia, Sparkle recurre a un misterioso tratamiento llamado «La Sustancia», que le permite renacer temporalmente en el cuerpo de una joven de veinte años, Sue (interpretada por Margaret Qualley). Sin embargo, el uso del tratamiento tiene reglas estrictas: Elizabeth y Sue deben turnarse para ocupar el mismo cuerpo, compartiendo el tiempo equitativamente. Lo que comienza como una solución milagrosa se convierte rápidamente en una pesadilla cuando Sue decide rebelarse y tomar control permanente del cuerpo, desencadenando una escalada de violencia y grotescas transformaciones.
Imágenes explícitas y sesgos de género
Uno de los elementos más discutidos de La Sustancia es su representación de los cuerpos femeninos como objetos de consumo. Las secuencias gráficas, que descomponen visualmente los cuerpos de las protagonistas en fragmentos, plantean una crítica evidente hacia la industria que cosifica a las mujeres. El cine de Fargeat no se anda con rodeos, y su representación de cuerpos femeninos bajo el lente del horror busca provocar al espectador, al tiempo que denuncia una cultura que valora a las mujeres únicamente por su apariencia física.
Sin embargo, el debate que ha suscitado va más allá de la repulsión visual. Muchos críticos han señalado que la intensidad de las reacciones hacia la película podría estar ligada a los sesgos de género. ¿Por qué este tipo de repulsión no surge cuando el terror corporal es protagonizado por hombres? Fargeat responde a estas preguntas a través de su narrativa, transformando La Sustancia en una respuesta directa a las películas donde las mujeres fueron reducidas a simples «trozos de carne», tanto literal como metafóricamente.
Un fenómeno para valientes
La Sustancia no es un filme para todos los públicos. Su violencia gráfica y sus secuencias grotescas desafían al espectador a tolerar un nivel de horror que no se ve a menudo en la cartelera tradicional. Sin embargo, esta película se ha ganado un lugar como uno de los estrenos más impactantes del año, tanto en Chile como en el resto del mundo, donde ha recaudado más de 10 millones de dólares solo en EE.UU.
Para aquellos que disfrutan del terror visceral, La Sustancia es una experiencia imperdible. Pero para los más sensibles, quizás lo mejor sea mantenerse alejados de una película que no tiene reparos en mostrar el lado más oscuro y grotesco del culto a la belleza.