En un momento en el que el teletrabajo se ha convertido en un tema de intenso debate, empresas globales como Spotify y ejemplos locales como Grupo Avanza están a la vanguardia de la defensa de esta modalidad laboral. Spotify, en particular, ha proclamado su compromiso con el trabajo remoto, destacando que sus empleados «no son niños» y que no es necesario tenerlos físicamente en la oficina para garantizar su productividad. Este planteamiento ha resonado en todo el mundo, especialmente después de que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revelara que un 85% de la fuerza laboral global tuvo que adaptarse al teletrabajo durante el pico de la pandemia, lo que generó nuevas dinámicas en la cultura laboral.
Sin embargo, a medida que las restricciones de movilidad se han ido levantando, muchas empresas han comenzado a exigir un retorno a la presencialidad, a menudo en contra de los deseos de sus empleados. En Chile, por ejemplo, la Subsecretaría del Trabajo informó que en el lapso de junio a agosto de 2020, el 20,3% de los trabajadores desempeñaban sus labores desde casa, cifra que se desplomó a solo un 3,2% cuatro años más tarde. Esta reducción se ha atribuido en gran medida a una falta de confianza entre las jefaturas y sus equipos, lo que contrasta con la visión más flexible que propone Spotify y Grupo Avanza.
Alfonso Bawarshi, Director General de Grupo Avanza, expresó su preocupación por la presión hacia el regreso a la presencialidad en muchas empresas chilenas. Según él, este tipo de control es una muestra de desconfianza hacia los colaboradores. Bawarshi enfatiza que la flexibilidad laboral no solo es crucial para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, sino que también puede tener un impacto positivo en la cultura organizacional y en la productividad. Un estudio reciente de McKinsey resalta que la flexibilidad laboral es valorada por el 87% de los empleados, y que el trabajo remoto puede aumentar la productividad en hasta un 13%.
Existen diversas argumentaciones en contra del teletrabajo, como el miedo a la falta de interacciones informales, que pueden influir en la creatividad y el reconocimiento profesional. Sin embargo, Bawarshi sugiere que estos desafíos pueden ser superados mediante la implementación de metas claras, la capacitación adecuada en herramientas digitales y la creación de espacios que propicien la interacción informal, combinando actividades presenciales con momentos virtuales. Para él, la clave del éxito radica en confiar en los empleados y reconocer que aquellos comprometidos con su trabajo son capaces de rendir de manera efectiva, independientemente de la locación.
Finalmente, Bawarshi argumenta que el teletrabajo puede ser un factor decisivo en la retención de talento, especialmente entre las nuevas generaciones que no se adhieren al modelo laboral tradicional de control riguroso. Esta distancia entre las expectativas de los empleados y la visión de las jefaturas podría resultar perjudicial, ya que aquellos que buscan condiciones flexibles y una cultura laboral saludable están dispuestos a dejar sus empleos ante un cambio de reglas sin justificación sólida. En definitiva, poner al trabajador en el centro de las decisiones organizacionales, promoviendo un ambiente donde la flexibilidad y el bienestar personal se valoren adecuadamente, es esencial para construir una cultura laboral resiliente y productiva.