En el marco de la celebración del Día del Trabajador, la candidata presidencial de Chile Vamos, Evelyn Matthei, se mostró reacia a comprometerse con un aumento específico del salario mínimo, dando prioridad a la productividad laboral en el país. Durante una actividad junto al Presidente Gabriel Boric en la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), Matthei subrayó que el aumento de la productividad es esencial para evitar el incremento del desempleo, afirmando que, a pesar de que el salario mínimo es vital para quienes tienen empleo formal, la gran cantidad de trabajadores informales en Chile es alarmante. Su atención se centró, en consecuencia, en la creación de empleos dignos y formales como la solución a los altos niveles de cesantía, que actualmente afectan a una proporción significativa de la población.
La exministra del Trabajo durante el primer gobierno de Sebastián Piñera planteó que el escaso crecimiento económico y la baja inversión son factores que deben ser abordados urgentemente. «Básicamente lo que tenemos es que no estamos creciendo. El crecimiento es bajísimo, la inversión casi no existe», reiteró. En este contexto, Matthei se mostró evasiva al ser consultada sobre cifras concretas para un posible aumento del salario mínimo, pronunciándose en cambio por la necesidad de establecer negociaciones progresivas. Esta postura contrasta con la de su competencia política más directa, la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, quien aboga por un aumento inmediato y significativo del salario mínimo a $750.000 mensuales.
Jeannette Jara, por su parte, argumenta que se necesita un salario que permita a las familias cubrir sus necesidades básicas y señaló la importancia de salir de la lógica de un salario mínimo que solo sirve para sobrevivir. «Es momento de avanzar hacia un sueldo que realmente permita vivir dignamente», enfatizó, advirtiendo que muchas familias que trabajan a tiempo completo no logran satisfacer sus requerimientos fundamentales. El llamado de Jara ha resonado en una sociedad donde la desigualdad y la precariedad laboral se han vuelto temas urgentes, resaltando la necesidad de un cambio significativo en las políticas laborales para lograr una cohesión social más robusta.
Las declaraciones de Matthei no han estado exentas de polémica, especialmente a raíz de su relación con Manuel Guerra, exfiscal que trabajó en la Municipalidad de Providencia durante su gestión. Guerra se encuentra actualmente bajo investigación por sus lazos con el abogado Luis Hermosilla y el exministro Andrés Chadwick, lo que ha reavivado el debate sobre la probidad en los vínculos laborales y administrativos. En una reciente alusión a unas críticas anteriores, Matthei defendió su decisión de contratar a Guerra, argumentando que contribuyó a mejorar la transparencia en su administración. Sin embargo, estas situaciones han generado interrogantes sobre la importancia de la ética en la gestión pública y las prioridades que los políticos están dispuestos a asumir.
En las redes sociales, la tensión entre las propuestas de aumento del salario mínimo y las declaraciones de Matthei ha desatado intensos debates. Muchos internautas han expresado su rechazo a la idea de que la productividad de los trabajadores deba ser el eje central en la discusión sobre los salarios. Algunos críticos han señalado que, ante el doloroso hecho de la cesantía y los bajos sueldos, un enfoque que solo prioriza la eficiencia y la productividad puede agravar la situación de quienes ya viven en la precariedad. En este contexto, la presión sobre los candidatos presidenciales se intensifica, exigiendo posturas concretas que respondan a las demandas de la ciudadanía en un clima político cada vez más polarizado.