Ecuador se encuentra en una encrucijada histórica este domingo con la celebración de un balotaje presidencial que promete definir el futuro político del país. Los candidatos enfrentados son el actual presidente, Daniel Noboa, y la aspirante Luisa González. Ambos llegaron a la contienda en un empate técnico tras la primera vuelta del 9 de febrero, donde Noboa superó por un estrecho margen a González con el 44.15% de los votos frente al 44%. Este balotaje representa no solo una batalla electoral, sino un debate sobre los dos modelos de país que están en juego: la continuidad del actual gobierno centrado en la estabilidad y la lucha contra la inseguridad, frente al retorno a un modelo socialista inspirado en la época de Rafael Correa, defendido por González.
El clima electoral se ha visto ensombrecido por la controversia del decreto 599, emitido por Noboa horas antes de la votación. Este decreto declara un estado de excepción en nueve provincias, incluida Quito, y habilita medidas severas como el cierre de fronteras y la prohibición de reuniones. La respuesta de la Asamblea Nacional, compuesta en su mayoría por opositores, ha sido condenatoria, alegando que estas restricciones constituyen una amenaza directa a las garantías democráticas y el propio proceso electoral. En este contexto, la oposición critica abiertamente a Noboa, acusándolo de intentar manipular el ambiente electoral para su beneficio y frenar las protestas en un clima ya tenso.
La situación económica y la creciente ola de violencia en Ecuador han sido temas centralizados en esta campaña, planteando serios desafíos para cualquier candidato que asuma el poder. La inseguridad alimentaria y la crisis por el narcotráfico han dejado al país en un estado crítico, donde el desempleo se agudiza y la población demanda respuestas contundentes. Aunque Noboa ha justificado el estado de excepción como una medida necesaria contra el crimen organizado, muchos observadores internacionales han expresado su preocupación sobre posibles intentos de censura y la manipulación del proceso electoral a través de medidas de control.
En un clima de inestabilidad, Radio Pichincha, un medio crítico del gobierno, ha denunciado ataques cibernéticos que han intentado desestabilizar su funcionamiento. A través de sus redes sociales, el medio informó sobre un ataque sostenido contra sus servidores, intensificado a días del balotaje. Este contexto de censura y conflictos digitales añade una capa más a la polarización política que vive Ecuador, donde la libertad de prensa es crucial para la democracia.
Mientras el conteo de votos se aproxima, el ambiente está cargado de expectativa. Con más de 2,000 participantes encargados de la verificación de actas, los resultados iniciales se esperan horas después del cierre de las urnas. La participación de observadores asistirá a garantizar la transparencia del proceso en medio de un clima de tensión. La polarización política está en su punto máximo, y el resultado no solo definirá el rumbo económico del país, sino también la viabilidad de las instituciones democráticas en Ecuador. En este marco, figuras internacionales, como el ex-presidente uruguayo Pepe Mujica, han expresado su apoyo a González, elevando la tensión de la contienda y el interés que despierta este balotaje.