Barrio Chino en Santiago: Relaciones y Compañías

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La administración de Irací Hassler ha traído consigo un renovado vigor en las relaciones entre la municipalidad y la comunidad china de Santiago. Sin embargo, esta cercanía ha suscitado inquietudes sobre un posible tráfico de influencias relacionado con la diputada Karol Cariola y la exalcaldesa. A pesar de las especulaciones, es importante subrayar que la interacción de la comunidad china con el municipio no es un fenómeno reciente; de hecho, sus raíces se remontan a la gestión de Joaquín Lavín entre 2000 y 2004, donde se establecieron las bases para una sólida relación comercial.

Durante el mandato de Lavín, el primer mall chino de Chile comenzó a gestarse, convirtiéndose en un símbolo del emprendimiento de comerciantes de origen asiático que buscaban su lugar en el mercado local. Hernán Cáceres, quien por aquel entonces era director de la Corporación para el Desarrollo de Santiago (Cordesan), jugó un papel fundamental facilitando la conexión entre los comerciantes chinos y el municipio, marcando así el inicio de un trabajo conjunto que perduraría a lo largo de los años.

El sucesor de Lavín, Raúl Alcaíno, se encontró con serios problemas financieros que impactaron diversas áreas de su administración. A pesar de ello, el vínculo con la comunidad china continuó, principalmente bajo la supervisión de Cáceres, quien logró organizar un viaje a China en busca de mayores oportunidades de inversión y desarrollo. No obstante, los compromisos adquiridos durante este viaje, como la reubicación de comerciantes, no se materializaron, lo que dejó una sensación de desilusión entre los involucrados.

La llegada de Pablo Zalaquett marcó un segundo capítulo en la historia del Barrio Chino, donde el nuevo alcalde se enfrentó a problemáticas como los casinos ilegales y la prostitución, buscando reubicar estos fenómenos fuera del centro de Santiago. Sin embargo, su administración también estuvo marcada por conexiones con comerciantes chinos, lo que despertó suspicacias sobre la forma en que estos vínculos podrían haber influido en sus decisiones políticas. A pesar de los desafíos, Zalaquett mantuvo el contacto con la comunidad china.

Con la llegada de Carolina Tohá y posteriormente de Felipe Alessandri, se intentó revitalizar el Barrio Chino con proyectos destinados a transformar el área en un polo gastronómico y cultural. Sin embargo, la falta de avances significativos durante sus mandatos, sumado al estallido social y la pandemia, retrasó la materialización de estas ideas. El proyecto encontró una nueva vida bajo la gestión de Irací Hassler, quien reactivó la iniciativa al inaugurar el primer portal del Barrio Chino, marcando así un renovado capítulo en la relación entre la comunidad china y la municipalidad.

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