En tan solo dos semanas, las acciones de la compañía sanitaria de Santiago cayeron 30%, la caída más pronunciada entre 2.248 acciones de mercado en desarrollo en un índice S&P.
En el volátil mundo de la inversión en los mercados emergentes, una compañía de agua regulada y altamente rentable de una nación refugio tradicional, debería ser la inversión más segura posible. Dígale eso a los accionistas de la chilena Aguas Andinas SA.
En tan solo dos semanas, las acciones de la compañía sanitaria de Santiago cayeron 30%, la caída más pronunciada entre 2.248 acciones de mercado en desarrollo en un índice S&P.
Este es el último capítulo de una historia que comenzó hace casi dos años cuando estalló el malestar social en Chile. Sin embargo, la liquidación se disparó este mes cuando la coalición gobernante de derecha fue derrotada en la elección de la convención constituyente que será la encargada de redactar la nueva Constitución. Eso dejó a la compañía en la mira de un impulso para utilizar la nueva carta para devolver los servicios esenciales, incluida el agua, al dominio público.
La incertidumbre regulatoria es la kriptonita para una acción cuyo atractivo son los márgenes estables y los dividendos basados en rendimientos regulados. Varios miembros de la nueva asamblea están enfocados en la reforma del agua, como elevar los requisitos de calidad del servicio y restringir el derecho a cortar los servicios. Algunos incluso quieren desafiar las concesiones privadas en un momento en que la sequía y el cambio climático fomentan demandas por nuevas regulaciones sobre recursos naturales.
En las dos décadas previas al estallido de las protestas callejeras en octubre de 2019, las acciones de Aguas Andinas habían subido más de 200%, a la par de otras empresas de agua a nivel mundial.
Vendida por el estado en 1999 a la francesa Suez y al Grupo Agbar, la empresa sanitaria realizó importantes inversiones y contó con una cobertura similar a la de un país desarrollado. Sin embargo, ahora se encuentra en el centro de una reacción violenta contra las políticas neoliberales que datan de la dictadura militar de Augusto Pinochet que terminó en 1990.
Desde las protestas de 2019, la acción se ha desplomado más de 60%, con mucho el peor desempeño entre los pares mundiales del agua, y la mitad de esa pérdida se produjo en las últimas dos semanas.
Bajo presión
En respuesta a preguntas, Aguas Andinas dijo que es fundamental priorizar el consumo humano y el acceso a servicios confiables de agua y saneamiento, por lo que continúa fortaleciendo la infraestructura y la seguridad hídrica de Santiago.
La compañía con sede en Santiago, dijo tener la confianza de que se mantendrá el marco necesario en Chile para enfrentar la gran amenaza que representa el cambio climático y sus consecuencias.
Si bien el costo de los posibles cambios en las reglas que rigen los derechos de agua podría pasarse a los clientes, Aguas Andinas podría enfrentar una reducción a su rendimiento mínimo garantizado sobre los activos a tan solo 5% de un 7% actual, según Jorge Carrasco, analista de BCI Corredor de Bolsa.
El analista señaló que estima que el precio de las acciones seguirá bajo presión, hasta que se perfile el tono de la nueva Constitución.