Cáncer de mama: La lucha de Lorena por su tratamiento

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La historia de Lorena Vázquez, madre de la ciudad de Puerto Montt, no es solo la de una mujer enfrentando la adversidad; es un grito que resuena en la conciencia colectiva de todos nosotros. Su declaración, «tengo este sueño, este gran anhelo de seguir viva, pero sola no lo puedo conseguir,» encapsula la desesperación de quien debe luchar unida contra el monstruo del cáncer, todo mientras se enfrenta a un sistema de salud que la ignora. Lorena no está pidiendo una vida de lujo, sino lo más básico: el derecho a seguir existiendo para poder estar con su hija, Sofía. Su diagnóstico de cáncer de mama triple negativo en etapa 4 ha transformado su vida en una serie de batallas que parecen no tener fin, y que deberían movilizarnos a todos.

El tratamiento que podría darle una oportunidad se llama Sacituzumab Govitecan. Este medicamento se encuentra disponible en el país y ha sido recomendado por sus médicos, pero su costo de 200 millones de pesos es un obstáculo insalvable cuando se encuentra en la sombra de la salud pública en Chile. A pesar de que hay normas como el GES y la ley Ricarte Soto, la realidad se impone: el acceso a tratamientos innovadores está reservado casi exclusivamente para aquellos que pueden permitírselo. Basta ver la situación de Lorena para darse cuenta de que hay una profunda desigualdad en la forma en que se distribuyen los recursos de salud en el país. Nadie debería verse obligado a sacar cuentas o buscar cómo financiar su vida.

Además del dolor físico e emocional que vive, Lorena también ha tenido que enfrentar la lucha por su derecho a vivir. Ante la negativa del sistema que le cierra las puertas, nos demuestra que la esperanza no es suficiente; es necesario un cambio tangible que solo puede venir de la mano de la solidaridad colectiva. Su campaña para recaudar los fondos necesarios no solo es un acto de valentía personal, sino un llamado a la empatía nacional. En un país donde la salud es un privilegio, cada contribución cuenta, y es nuestra responsabilidad como sociedad responder a este llamado, ya que cada día que pasa sin el tratamiento es un día más que se pierde en su lucha.

Los primeros apoyos ya han llegado de parte de su comunidad, pero aún queda un largo trecho por recorrer. Hasta ahora ha recaudado 20 millones de pesos, lo que significa que aún necesitamos movilizarnos para poder conseguir los 180 millones restantes. La rapidez con que esto se logre puede marcar una diferencia fundamental en su vida. Si todos aportamos un poco, si compartimos su historia y la ponemos en nuestras conversaciones diarias, creo que no solo ayudamos a Lorena, sino que también ayudamos a visibilizar una problemática mucho más amplia: la lucha de miles de personas que no tienen acceso a tratamientos por falta de recursos.

Lorena Vázquez nos recuerda que no estamos solos en esta existencia, que cada vida es valiosa y que la salud no debería ser un privilegio reservado a unos pocos. Es momento de unirnos en esta cruzada para que la historia de Lorena no termine con un suspiro de resignación, sino que sea el inicio de un movimiento que además de salvarla, impulse un cambio en el sistema de salud. La vida de una madre no puede depender de una transferencia bancaria, debe depender de la compasión humana y la voluntad de una sociedad que decide no mirar hacia el lado. Ayudemos a Lorena, porque es justo, porque es humano, y porque mañana podría ser cualquiera de nosotros.

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