Déficit atencional: Reconsiderando la neurodiversidad

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El pasado 13 de julio se conmemoró el Día Internacional del Déficit Atencional e Hiperactividad (TDAH), lo que resalta la creciente importancia de visibilizar esta condición en el contexto de la neurodiversidad. Víctor Ojeda Pacheco, docente de psicología en la Universidad Santo Tomás de Puerto Montt, insiste en que es crucial reconsiderar el TDAH no como una simple neuropatología, sino como una característica que enriquece la diversidad humana. Esta perspectiva propone que, a lo largo de la evolución, quienes presentan TDAH han tenido roles significativos que podrían haber sido vitales para la supervivencia y exploración de nuestras sociedades antiguas.

Investigaciones recientes sugieren que las características genéticas del TDAH son más prevalentes entre la población general de lo que se creía, lo que invita a reflexionar acerca de su función adaptativa en un contexto evolutivo. Posiblemente, las personas con este trastorno cumplieron un papel de alerta, impulsando la curiosidad y la exploración a su alrededor. Sin embargo, en el mundo contemporáneo, donde predominan entornos laborales y educativos estructurados y predecibles, estas cualidades pueden ser vistas como un obstáculo, en lugar de un valioso atributo.

Los espacios en los que habitamos, definiendo mayormente por su limitación de tamaño y su naturaleza cerrada, representan un desafío considerable para quienes viven con TDAH. En evaluación de Ojeda Pacheco, este entorno poco adecuado no solo restringe las capacidades exploratorias, sino que también fomenta una idea errónea de que aquellos con TDAH son «niños problema». Esta categorización ha llevado a una tendencia alarmante de medicalización en lugar de una comprensión y adaptación adecuada a sus necesidades. Los métodos de enseñanza y crianza deben ser reevaluados para incluir enfoques que valoren y aprovechen esa dispersión atencional como una fuerza positiva.

El especialista señala que si bien es fundamental fomentar la atención sostenida para ciertas actividades, no se debe desaprovechar el potencial creativo y observador que ofrece la dispersión atencional. Las personas con TDAH pueden encontrar belleza y complejidad en los detalles más pequeños del entorno, lo que contrasta con la visión normalizada de optimizar la atención en un solo punto. Promover esta cualidad única no solo facilita una mejor comprensión del mundo, sino que también puede enriquecer la vida académica y social de las personas afectadas.

Finalmente, se enfatiza que debemos abrir un espacio de diálogo y adaptación en nuestras comunidades para quienes poseen TDAH. Ajustar nuestras expectativas y estructuras en función de sus virtudes y características puede ser la clave para aprovechar un espectro más amplio de atención hacia un mundo fascinante. Siguiendo las palabras del aclamado autor José Saramago, ‘si puedes mirar, ve; si puedes ver, repara’, resulta justo que permitamos a todos, y especialmente a aquellos con TDAH, el derecho de disfrutar de su particular forma de ver y experimentar el mundo.

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