En el marco de la investigación por la desaparición de siete pescadores artesanales, presuntamente tras una colisión entre la lancha Bruma y el barco industrial Cobra, han surgido detalles perturbadores sobre el capitán Roberto Mansilla que han intensificado la polémica en torno al caso. Según reporta Radio ADN, uno de los incidentes más relevantes ocurrido en el pasado fue la muerte del tripulante Sergio Andrade en 2009, quien falleció luego de sufrir un grave cuadro de salud durante una faena en alta mar. A pesar de ser informado sobre la situación médica crítica de Andrade, Mansilla decidió continuar la navegación en lugar de solicitar ayuda médica inmediata, lo que resultó fatal. Andrade perdió la vida tras un tardío traslado a un hospital en Valdivia, culminando en un acuerdo monetario entre la empresa Blumar, propietaria del Cobra, y la familia del fallecido por $118 millones.
La revelación de este suceso trágico ha generado una profunda preocupación entre las familias de los pescadores desaparecidos, quienes perciben un patrón alarmante en el comportamiento del capitán Mansilla. Claudia Urrutia, vocera de los pescadores artesanales y representante de los familiares afectados, expresó su inquietud respecto a la actitud del capitán durante una situación crítica. “Me impresiona. Si fue capaz de actuar con tanta frialdad frente a un miembro de su propia tripulación, ¿qué se puede esperar cuando se trata de personas que ni siquiera conoce?”, cuestionó. Urrutia también destacó que este descubrimiento agudiza la desconfianza hacia la empresa Blumar y sus versiones oficiales desde el inicio de la investigación. “Esto es una pieza más de un rompecabezas sombrío. Es imposible ocultar la verdad para siempre. Siempre sale a la luz”, afirmó con determinación.
Desde el lado del Cobra, el abogado Alejandro Espinoza ha defendido la actuación del barco y de su capitán, desestimando cualquier acusación de negligencia atribuida a la tripulación durante la noche del 30 de marzo. Espinoza afirmó que, tras una revisión exhaustiva, no se han encontrado indicios de falta de cuidado en las maniobras del barco. “El capitán ha sido reconocido por asistir a otras embarcaciones en peligro”, dijo el abogado. Además, argumentó que todos los sistemas del Cobra estaban operando correctamente y se cumplían con los protocolos marítimos necesarios, defendiendo así la legalidad de las acciones realizadas por la tripulación.
La Fiscalía sigue avanzando en la investigación para esclarecer si en efecto ocurrió una colisión en alta mar y quiénes serían los responsables de la eventual tragedia. Para los familiares de los pescadores desaparecidos, este nuevo antecedente desafía la versión de la defensa e incrementa sus preocupaciones de que se trate de un caso marcado por negligencias que no deben repetirse. “Esperamos que se haga justicia y que la verdad salga a la luz, no solo por nuestros seres queridos desaparecidos, sino por todas las vidas que se podrían poner en riesgo en el futuro”, concluyó Urrutia.
La comunidad pesquera y la opinión pública siguen con gran atención el desarrollo de este caso, donde se entrelazan intereses humanos, económicos y de seguridad en el mar. La desaparición de los pescadores artesanales ha causado un profundo impacto en la región, y las familias esperan respuestas claras y justas. La presión sobre las autoridades y la empresa Blumar aumenta cada día, mientras claman por una investigación que no solo clarifique los hechos, sino que también garantice que se implementen medidas para evitar que tragedias como esta se repitan en el futuro.