Este miércoles, la Coordinadora por Julia Chuñil emitió un comunicado crucial que destaca la preocupación de la comunidad por la desaparición de la reconocida dirigente mapuche, quien ha estado desaparecida durante más de cinco meses. En el anuncio, Lissette, la nieta de Chuñil, reveló un inquietante descubrimiento: dos animales muertos fueron encontrados en las cercanías del terreno familiar. El hallazgo de un caballo sin signos visibles de violencia ha llevado a plantear la hipótesis de un posible envenenamiento, mientras que el cerdo macho hallado presentaba evidencias de impactos de bala. Esta serie de eventos alarmantes subraya el contexto inquietante que rodea el caso de Julia Chuñil, el cual se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la impunidad y la violencia hacia el pueblo mapuche.
El caso de Julia Chuñil no es un fenómeno aislado. Su desaparición se enmarca en una creciente ola de violencia y represión hacia el pueblo mapuche y sus dirigentes. La reciente prórroga del estado de excepción en el Wallmapu ha intensificado la criminalización de la protesta, afectando a líderes como Héctor y Pelentaro Llaitul. Además, la implementación de la ley Naín-Retamal, que facilita el uso de la fuerza por parte de Carabineros, ha aumentado la sensación de vulnerabilidad entre las comunidades mapuche. Este clima de hostilidad por parte del Estado se hace evidente en las amenazas de desalojo bajo la Ley Antitomas, que refuerzan la percepción de un ataque sistemático y coordinado contra los derechos del pueblo originario.
A medida que la situación avanza, se hace evidente la necesidad de fortalecer la articulación entre diversas luchas sociales que enfrentan la impunidad y la violencia institucional. La exigencia de justicia por Julia Chuñil debe convertirse en un punto focal que una a diferentes organizaciones sociales, grupos de derechos humanos, movimientos ambientales, feministas y juveniles. En un contexto donde el Gobierno y el empresariado parecen ser cómplices en la perpetuación de esta violencia, es vital que estos movimientos actúen con independencia, centrándose en la justicia y la verdad. La colaboración entre distintas esferas de la sociedad civil podrá proporcionar una resistencia más efectiva frente a la represión sistemática.
Las comunidades mapuche han enfrentado no solo la desaparición de sus líderes, sino también una serie de agresiones que reflejan un desprecio por sus derechos humanos. La violencia ha tomado múltiples formas, desde la represión de manifestaciones hasta la aplicación desproporcionada de la fuerza en sus territorios. Este ciclo de violencia genera una mayor indignación y resistencia entre los mapuches, quienes son decididos a luchar por la reivindicación de sus derechos, su cultura y su tierra. La lucha por Julia Chuñil y por el bienestar de su pueblo se convierte así en una batalla por la dignidad y el reconocimiento, no solo a nivel nacional, sino en la comunidad internacional.
Finalmente, la situación que enfrenta el pueblo mapuche exige una atención urgente de parte de la sociedad en su conjunto. La desaparición de Julia Chuñil y los recientes descubrimientos sobre los animales muertos resaltan la gravedad y la complejidad de la violencia que están experimentando. La solidaridad y la acción colectiva son necesarias ahora más que nunca. La coordinación de las luchas que se enfrentan a la impunidad, la búsqueda de verdad y justicia debe ser una prioridad, para asegurar que no solo los ataques pasados sean reconocidos y castigados, sino que el futuro de los pueblos indígenas en Chile se construya sobre el respeto a sus derechos y tierras.