Desde la llegada de Mónica Zalaquett a la presidencia ejecutiva de la Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur), la organización ha estado sumida en un conflicto interno que ha trascendido en el ámbito laboral. Al menos tres trabajadoras han presentado licencias médicas en los últimos meses, alegando estrés laboral debido a situaciones tensas con la jefatura. Este clima ha llevado a una renuncia por maltrato y al despido de otra empleada, mientras que una tercer trabajadora ha formalizado una denuncia ante la Dirección del Trabajo por maltrato, lo que ha puesto a la Federación en el centro de una controversia pública y mediática.
Los documentos relacionados con la denuncia revelan una serie de alegaciones graves contra Mónica Zalaquett y la gerente de Desarrollo y Relacionamiento, Francisca Herrera. En el testimonio presentado, una trabajadora de alto cargo detalla que ha sido víctima de una comunicación hostil, marcada por gritos y descalificaciones que socavaron la confianza y profesionalismo del equipo. Las denuncias incluyen también amenazas veladas sobre su estabilidad laboral, lo que ha contribuido a un ambiente de temor generalizado entre los empleados, que se ven obligados a lidiar con una atmósfera tóxica.
Los relatos de hostigamiento se han multiplicado en el entorno de Fedetur. Una funcionaria, que prefirió permanecer en el anonimato, reveló que estuvo con licencia médica por estrés durante dos semanas a causa de interacciones similares a las denunciadas oficialmente. Además, otra exfuncionaria se unió a las denuncias, afirmando haber enfrentado un ambiente laboral hostil antes de su despido. Estas situaciones reflejan un patrón de comportamiento preocupante dentro de la organización, que pone en tela de juicio la gestión de Zalaquett.
Además de las denuncias de maltrato, surgen irregularidades contractuales que refuerzan la percepción de un entorno laboral perjudicial en Fedetur. Una diseñadora que se incorporó al área digital mencionó que su contrato contenía cláusulas abusivas, como la exclusión de su jornada laboral a pesar de tener un horario fijo y la prohibición de trabajar en otros proyectos. Su reclamo de revisión ante estas condiciones fue ignorado y condujo a su despido verbal. Este tipo de incidentes suma una nueva capa de complejidad a la crisis que enfrenta la organización.
La respuesta de Fedetur ha sido hasta ahora escasa. Consultada por el medio The Clinic, Mónica Zalaquett redirigió las preguntas al equipo de la Federación, que se abstuvo de comentar sobre las alegaciones, afirmando que no han sido notificadas de ninguna situación como las descritas. Sin embargo, la falta de una comunicación efectiva y la no respuesta ante estas denuncias pueden influir negativamente en la reputación de Fedetur y generar un efecto disuasorio sobre futuros talentos en la industria del turismo en Chile.