En septiembre de 2023, durante la administración de la entonces alcaldesa Erika Martínez, se llevó a cabo el renombramiento de una calle emblemática en la comuna, un gesto simbólico en el marco de los 50 años del golpe de Estado en Chile. Este acto no solo fue un reconocimiento a la memoria del expresidente Salvador Allende, sino también un homenaje a las víctimas de la dictadura cívico-militar que sufrió el país. «Con este hito, nuestra comuna realiza un acto de justicia con la memoria de quienes fueron perseguidos y despojados de sus derechos», aseguró Martínez en su discurso, resaltando la importancia de la memoria histórica en la sociedad chilena.
Sin embargo, la situación dio un giro inesperado con la llegada de la nueva administración, liderada por la alcaldesa Carol Bown. Bown propuso la realización de una consulta ciudadana para que los vecinos decidieran si deseaban revertir el renombramiento de la calle. Esta iniciativa generó un fuerte debate en la comunidad, sobre todo porque muchos consideran que alterar el nombre de la calle representa un cuestionamiento del legado de Allende. La controversia se intensificó cuando la diputada Gael Yeomans ofició a la Municipalidad de San Miguel, exigiendo información sobre los recursos destinados a esta consulta, destacando que esos fondos podrían ser utilizados en áreas de mayor necesidad como salud y educación.
La diputada Yeomans no se detuvo ahí e impulsó una campaña en la plataforma Change.org, dirigida a reunir firmas en contra del posible cambio de nombre de la calle, lo que rápidamente ganó apoyo en la comunidad. «La memoria de Salvador Allende no se borra por una consulta, ni por un intento de la derecha de relativizar su legado», afirmó Yeomans, enfatizando que la modificación del nombre sería una forma de deslegitimar el sufrimiento de aquellos que padecieron la represión durante la dictadura. La rápida adhesión a su campaña evidencia el interés y las emociones encontradas que este tema provoca entre los habitantes de la comuna.
En medio de este conflicto, la alcaldesa Bown respondió al oficio de la diputada con declaraciones que polarizaron aún más el ambiente. En su respuesta, Bown mencionó que había recordado la convención de Rojas Vade y acusó a quienes critican su propuesta de solo creer en la democracia cuando esta coincide con sus opiniones. Este tipo de declaraciones ha generado una fuerte reacción de parte de los partidarios de la memoria histórica, quienes han salido en defensa del legado de Allende y de la necesidad de reconocer el pasado reciente de Chile.
Finalmente, la diputada Yeomans cerró su intervención señalando que «quienes defienden la democracia son aquellos que reconocen el sufrimiento de una parte importante de nuestra sociedad y no aquellos que intentan borrar la historia con una consulta que carece de un enfoque justo y equitativo». El renombramiento de la calle y la propuesta de revertirlo se han convertido en un símbolo de una lucha más amplia por la memoria y la justicia social en Chile, donde la historia sigue siendo un tema candente y divisivo.