El Trastorno por Déficit Atencional con Hiperactividad (TDAH) se ha convertido en la consulta más recurrente en el ámbito de la salud mental infanto-juvenil en Chile. Durante los últimos años, las tasas de diagnóstico han mostrado un alarmante incremento, alcanzando un 15,5% en escolares de entre 4 y 11 años y un 4,5% en adolescentes de 12 a 18 años. Estas cifras reflejan una preocupación creciente en la sociedad chilena sobre cómo las dinámicas familiares y las presiones sociales pueden estar contribuyendo al aumento de este trastorno, planteando la necesidad de analizar sus posibles causas subyacentes.
Uno de los factores que influye en el TDAH es el contexto ambiental y sociocultural en el que se desarrollan los niños. La vida moderna, caracterizada por un ritmo acelerado y un uso intensivo de tecnologías de comunicación, ha transformado las interacciones familiares. Los padres, cada vez más ocupados por demandas laborales que no cesan al final de la jornada, a menudo se ven obligados a delegar el rol de entretenimiento y educación en dispositivos electrónicos, lo que puede interferir en la atención que brindan a sus hijos. Así, el uso excesivo de pantallas se convierte en una respuesta a la falta de tiempo para interactuar y jugar, factores fundamentales para el desarrollo saludable de la infancia.
Además de la dinámica familiar, el entorno escolar también juega un papel decisivo en el desarrollo de TDAH. La prolongación de las jornadas escolares y la disminución del tiempo libre afectan negativamente a los niños y adolescentes, quienes se ven privados de espacios para la creatividad y la exploración personal. En lugar de fomentar la curiosidad y la imaginación, muchos establecimientos educacionales optan por currículos rígidos y altamente estructurados, lo que puede generar frustración y una atención dispersa en los alumnos. Así, se establece un ciclo en el que la falta de tiempo libre se traduce en un mayor riesgo de diagnóstico de TDAH.
Es esencial entender que el TDAH no debe ser simplificado a un trastorno neuroquímico que se soluciona con medicamentos. Debemos adoptar un enfoque integral que tenga en cuenta la complejidad de la crianza y las exigencias del entorno contemporáneo. Reconocer que estamos inmersos en una época de hiperproducción y rapidez informativa es crucial para abordar el TDAH desde sus raíces, buscando soluciones que incluyan el fortalecimiento del tiempo familiar, la promoción de espacios recreativos y un enfoque educativo que valore la atención individualizada y la creatividad.
Por lo tanto, es fundamental que tanto padres como educadores y profesionales de la salud trabajen en conjunto para crear un ambiente propicio para el desarrollo infantil. La prevención y el abordaje del TDAH deben incluir la promoción de hábitos saludables, la limitación del tiempo en pantallas y la búsqueda de un equilibrio entre las responsabilidades académicas y el tiempo recreativo. Solo así podremos aspirar a un futuro en el que los niños y adolescentes en Chile crezcan fortaleciendo sus capacidades atencionales y creativas, dejando atrás las estadísticas preocupantes relacionadas con este trastorno.