Vida en K2-18b: Hallazgo Revolucionario sobre Extraterrestres

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Un avance espectacular en la búsqueda de vida extraterrestre se ha producido gracias a un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge. Según un artículo reciente de The New York Times, el exoplaneta K2-18b, que se encuentra a 120 años luz de la Tierra, ha mostrado concentraciones significativas de sulfuro de dimetilo (DMS) en su atmósfera. Esta molécula es de suma importancia, ya que en nuestro planeta se produce casi exclusivamente por organismos vivos, tales como el fitoplancton marino, lo que sugiere que podrían existir procesos biológicos en este lejano mundo. Este hallazgo ha llevado a muchos a preguntarse si estamos ante la posibilidad de descubrir vida más allá de nuestro sistema solar.

Nikku Madhusudhan, astrónomo y líder del estudio, ha descrito este descubrimiento como «un momento revolucionario», dado que es la primera vez que se identifican posibles biofirmas en un exoplaneta que se ubica dentro de la zona habitable de su estrella. Sin embargo, Madhusudhan también ha instado a la comunidad científica a ser cautelosa, enfatizando que es prematuro afirmar que se ha encontrado vida en K2-18b. Esta cautela es crucial, ya que la interpretación de los datos siempre conlleva cierta incertidumbre, y la ciencia requiere rigurosidad antes de hacer afirmaciones definitivas.

K2-18b fue descubierto en 2017 y se clasifica como un «subneptuno», destacándose por tener una masa de 8.6 veces la de la Tierra y una atmósfera rica en hidrógeno. En 2021, Madhusudhan y su equipo propusieron que este exoplaneta podría ser un mundo «hicéano», cubierto enteramente por un océano global bajo una atmósfera densa. Este entorno, si se confirma, lo convertiría en un candidato apto para albergar vida microbiana. Sin embargo, las características únicas de K2-18b plantean más preguntas que respuestas, y aún persiste el debate sobre su verdadera naturaleza.

Las observaciones del telescopio espacial James Webb (JWST) han aportado más pruebas, revelando también la presencia de disulfuro de dimetilo (DMDS), una molécula que está asociada a procesos biológicos. Este hallazgo se produjo tras la detección de la señal en dos instrumentos diferentes del JWST, lo que añade credibilidad a la interpretación de datos. Sin embargo, científicos como Stephen Schmidt de la Universidad Johns Hopkins han mantenido una postura cautelosa, advirtiendo que esto sigue siendo solo un indicio y no una prueba definitiva de que K2-18b sea habitable.

No obstante, el descubrimiento ya ha marcado un hito en la astrobiología, con un nivel de significancia estadística de «3 sigma» (un 99.7% de confianza), aunque por debajo del estándar «5 sigma» que se requiere para afirmaciones científicas robustas. La comunidad científica continúa alentando la precaución, como lo ha señalado Nikole Lewis de la Universidad de Cornell, quien ha expresado su escepticismo sobre la posibilidad de vida en K2-18b, diciendo: «No estoy gritando ‘¡extraterrestres!’, pero siempre me reservo el derecho a hacerlo». El JWST seguirá estudiando este intrigante exoplaneta con horas adicionales de observación, dejando la puerta abierta a un futuro lleno de posibilidades.

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