Prohibición del uso de celulares en colegios: una necesidad

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Miles de niños en uniforme escolar inundaron las calles, micros y metros de las ciudades chilenas este lunes, marcando el comienzo de un nuevo año académico. Con lápices y cuadernos en sus mochilas, en sus rostros se reflejaba la emoción de volver a reencontrarse con sus mejores amigos y la ansiedad por enfrentarse a nuevas aulas y profesores. La vuelta al colegio es más que un simple retorno a las lecciones; es un momento crucial para el desarrollo emocional y social de los jóvenes, un periodo en el que no solo aprenden materias, sino también la importancia de las relaciones interpersonales.

Sin embargo, el contexto actual de las aulas chilenas suscita interrogantes sobre la capacidad de las escuelas para ofrecer un entorno seguro y constructivo. En el año anterior, se registraron 385 denuncias de maltrato entre estudiantes a la Superintendencia de Educación, lo que pone de manifiesto la urgencia de fomentar un clima escolar basado en la confianza y el respeto. La autoridad educativa plantea la necesidad de optimizar las relaciones en los centros de estudio, creando un ambiente propicio que prepare a los niños no solo académicamente, sino también socialmente, para su futuro como adultos responsables.

A medida que nos acercamos a 2025, la cuestión de cómo mejorar las dinámicas escolares es cada vez más relevante. La violencia en las aulas, que se intensifica cuando la comunicación se desvanece, es un tema que debe ser abordado con urgencia. La frase de Carl von Clausewitz, que asocia la guerra con la política, puede aplicarse aquí; la falta de diálogo efectivo puede llevar a una escalada de conflictos. Ante esto, se plantea la reforma del uso de celulares en los centros educativos: si estos dispositivos perturban el desarrollo del lenguaje y la comunicación, ¿tienen lugar en la educación?

La UNESCO ya recomendó en 2023 la restricción del uso de teléfonos móviles en las escuelas, encontrando resultados positivos en aquellos establecimientos que implementaron esta medida. Por ejemplo, en Murcia, el ciberacoso se redujo en un asombroso 73% durante el primer año de la prohibición. Esto abre la puerta a un debate más amplio sobre si, efectivamente, prohibir el uso de celulares podría menoscabar la violencia y fomentar el respeto y la empatía entre los estudiantes.

María José Andrade, presidenta del Sindicato del Colegio Sankt Thomas Morus y secretaria de la FESICOP, sostiene que es esencial actuar y considerar recomendaciones que promuevan una convivencia armónica en el aula. Para crear una sociedad donde se respete el diálogo como medio de resolución de conflictos, la prohibición del uso de celulares en colegios podría ser un paso decisivo, orientado no solo a mejorar el ambiente escolar, sino a formar ciudadanos más respetuosos y comunicativos en el futuro.

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